El videoclip es un
género audiovisual muy agradecido. Es, en mi opinión, una de las
disciplinas más interesantes porque permite una libertad creativa
superior a la publicidad, la televisión o el cine. Podemos idear un
videoclip como si fuera una pieza informativa, al igual que hicieron
REM con su tema Bad Day.
Este tipo de pieza
ha sido utilizada hasta la saciedad. Tanto, que ya constituye un
subgénero dentro del género. Ahora mismo, se me ocurren dos
ejemplos:
El primero de ellos
es Jaime Urrutia, que utilizó este recurso para su tema “Qué
barbaridad”.
El otro ejemplo (sin
salir de la escena musical española) es “Mentiras” de Tote King.
(YouTube no me deja incrustarlo en este post, así que lo podéis ver pinchando aquí).
Otra opción muy
interesante a la hora de realizar un videoclip son las animaciones.
Uno de los mejores, dentro de este tipo de piezas, es “Do the Evolution” de Pearl Jam.
La estética del
cómic predomina en “Do the Evolution” haciendo de este videoclip
un ejemplo de cómo conjugar música y animación de forma efectiva.
"Do the evolution" me recuerda, en
cierto sentido, a “The Wall” de Pink Floyd que, a mi parecer, es
una obra maestra que no te puedes perder. Se trata de toda una
película en la que el disco homónimo ejerce, no solo de banda
sonora, sino de vehículo para trasladarnos a la historia que nos
cuenta. Todo ello, mezclando animación con actores reales.
Imprescindible si te apasiona la música de los Pink Floyd. Pincha aquí y deléitate.
Sin salirnos de las
animaciones, uno de los videoclips que más me han sorprendido
últimamente ha sido este de Strugill Simpson, con su particular
versión del “In bloom” de Nirvana. La originalidad de la versión y el manejo de los recursos audiovisuales merecen echarle más de un vistazo.
Pero una de las
posibilidades que ofrece el videoclip es la interactividad. Si en
este post (de hace unos cuantos años) hablaba de Labuat y su videoclip interactivo “Soy tu aire”, Bob Dylan sacó esta
curiosa pieza audiovisual con su mítica canción “Like a RollingStone”.
En este vídeo,
podemos cambiar de canal con las flechas del teclado y observar cómo
los rostros más conocidos de la televisión americana se prestan a
cantar el tema mientras presentan un informativo, actúan en una
serie o participan en un programa de cocina. Si observamos los
créditos, podemos hacernos una idea del trabajo que puede implicar
una pieza audiovisual de poco más de seis minutos.
Como hemos visto, el videoclip permite experimentar con otros géneros, explorar conceptos diferentes o instaurar subgéneros dentro de sí mismo. Además, ya no hacen falta presupuestos elevados para realizar un videoclip resultón, sino que prima más una idea original que un formato preconcebido y limitado a la mera promoción.